Tomando la carretera que va hacia La Puerta de Segura, y a unos 2 kilómetros de Cortijos Nuevos, giramos a la derecha para dirigirnos a Carrasco, entrañable aldea situada entre 725 y 750 metros de altitud, que aún conserva su horno de pan. En ella hay consultorio médico, el aula del Colegio Público Rural “Sierra de Segura” y aula de adultos ubicada en la antigua Casa del Maestro, donde también existe un centro de Internet Rural. El río Hornos divide la aldea en dos partes, comunicadas por medio de un puente junto al cual hay un lavadero. Este río riega una fértil vega en la que los vecinos recogen productos de las huertas: tomates, judías, pimientos, patatas y toda clase de verduras.
Al lado del depósito de agua, en la parte alta de la aldea, está la bolera; en ella se practica con gran tino y buen pulso el deporte de los Bolos Serranos, tanto por hombres como mujeres. De ahí que se celebren campeonatos femeninos municipales y comarcales, en el que son las mujeres de Carrasco las que consiguen la mayoría de los trofeos. Celebran sus fiestas a finales de junio, con motivo del día de San Juan.
Después de disfrutar con la verdadera convivencia serrana, atravesamos la aldea con dirección a La Alberquilla, situada entre 700 y 725 metros de altitud. Un pino de gran porte nos da la bienvenida. Se encuentra situada en la ladera de la Loma de la Alberquilla, cuyo punto más alto está a 886m. A la salida nos encontramos un cruce, origen de una pista que nace y discurre por la margen derecha del río Hornos, comunicándola con la aldea de Rihornos.
Desde esta pequeña aldea accedemos de nuevo a la carretera A-317. Frente a este cruce hay un camino que lleva a la aldea de El Maruco, pedanía antes habitada durante todo el año y en la que llegó a existir una tienda. Ahora sus viviendas son utilizadas como segunda residencia por los hijos de los antiguos habitantes.
De nuevo tomamos el cruce en dirección a la Puerta de Segura y, muy cerca del mismo, nos encontramos con otra bifurcación desde la que parte la carretera JV-7032 que va a Segura de la Sierra. La primera aldea que nos encontramos es Rihornos, situada a 700 metros de altitud. En ella existe consultorio médico y un horno donde todavía los vecinos se reúnen y elaboran un pan exquisito para toda la semana. Su vega abastecida por el río Hornos da lugar a productos típicos de la huerta, árboles frutales y verduras. Su antiguo lavadero, junto al río, nos recuerda la importancia de su existencia, así como la necesidad de no olvidar los grandes esfuerzos que nuestros antepasados hicieron por sobrevivir en estos lugares. Celebra sus fiestas el último fin de semana de julio.
Continuamos la carretera hacia Segura dejando a la izquierda el Cortijo Cristales y, un poco más adelante, a la derecha, el Cortijo de Valverde. Llegamos después a un cruce, a la derecha sale una
carretera que va hacia El Ojuelo y que nos enlaza con la ruta 2. Seguimos adelante encontrando, a la izquierda, el Cortijo del Soto, por donde cruza el río Trujala. Si nos detenemos, veremos un viejo puente de época árabe que cruza el río trasportándonos a una época memorable que queda representada en el núcleo de Segura de la Sierra. Llegamos a El Porche, aldea situada entre 725 y 750 metros. En ella se levanta una ermita y dispone de un consultorio médico.
Continuamos la carretera. Antes de llegar al Batán vemos, a la derecha, un cruce que lleva a los cortijos de Los Floros, Don Jorge, Don Lope…, El Batán que tiene también consultorio médico y escuela de adultos. Celebra sus fiestas con motivo del día de la Cruz en la primera semana de mayo, siendo las primeras fiestas del municipio. Es la única aldea que aún conserva la tradición de vestir la Cruz durante todo el mes de mayo.
Está situada a 760 metros de altitud y desde ella abandonamos la carretera que sube a Segura de la Sierra. Nos adentramos por el camino que nos dirige hacia el Cortijo de Romillán, cruzando el río Trujala, por el puente del El Moro, que baja desde las estribaciones septentrionales de El Yelmo.
La vegetación de ribera flanquea el cauce del río y da paso a los aprovechamientos hortícolas hasta donde el trazado de las acequias permite, dejando paso entonces al olivar, que escala las laderas hasta rendirse por el dominio del bosque. La abundante agua del río Trujala fue la causa de que en el pasado tuvieran gran actividad los molinos, hoy abandonados, a lo largo de su curso, así como de la existencia de dos fábricas de aceite de las cuales una de ellas aún mantiene su actividad.
Continuamos el curso del arroyo de los Yeros hasta el final del camino. En este arroyo nos preparamos para un paseo apasionante bordeando ríos, subiendo colinas, cruzando puentes milenarios hasta llegar al paraje conocido como Cortijo de Romillán. Tras recorrer un trozo de esta vereda atravesamos el río Trujala por el puente de Romillán, de autoría romana; se trata de un puente de un solo arco con sillería muy perfeccionada. Esta infraestructura viaria puede pertenecer a la misma ruta romana que por el río Segura comunicaba Cástulo con Cartago.
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